El viaje debe ser un destino. Debe energizar y elevar, restaurar y cimentar, educar y desafiar, y lo más importante, ser humilde. Los viajes nos brindan nuestras experiencias más memorables, lecciones invaluables para transmitir a otros y nuestras mejores historias. Amplía nuestros horizontes, nos enseña sobre nosotros mismos y sobre los demás y, como un botón de encendido, nos hace centrarnos en lo que es importante.
1. Viajar para conocer otras culturas
A través de conexiones genuinas con otras culturas y costumbres arraigadas, viajar nos conecta con diferentes culturas y nos enseña a aceptar y apreciar nuestras diferencias y similitudes. A través de los viajes, aprendemos sobre la humanidad y desarrollamos una apreciación, comprensión y respeto por muchas perspectivas y formas de vida.
2. Viajar para explorar
Aprendemos más cuando viajamos que en una conferencia o en una guía. En el camino, los viajeros curiosos no solo aprenden sobre diferentes topografías, idiomas y estilos de vida; puedes aprender información interesante mientras observas animales salvajes en su hábitat; descubrir el pasado de un lugar; y degustar la gastronomía local; pero también adquieren conocimiento sobre sí mismos (y entre ellos). Así que súbete a un tren de Londres a Manchester y comienza este viaje.
3. Viajar para alejarse de la realidad
Todos necesitamos desconectarnos de la realidad y desaparecer de vez en cuando. Al explorar nuevos lugares, podemos experimentar un perfecto anonimato. La flexibilidad de simplemente despertarse, elegir un lugar en el mundo y descubrir cómo llegar allí es la mejor parte de cualquier crucero mundial. Cuando viajamos, podemos ser más impulsivos y abiertos a probar cosas nuevas.
4. Viajar para explorar
Nos inspira ver, saborear y probar algo nuevo cuando viajamos porque nos saca de nuestra zona de confort y aprendemos. Pone a prueba constantemente nuestra capacidad no solo de adaptarnos y explorar diferentes entornos, sino también de interactuar con otras personas, recibir nuevas experiencias a medida que llegan y compartirlas con seres queridos y amigos. Viajar nos ofrece la oportunidad de vivir con la mente abierta y ganas de aprender, tanto si buscas actividades emocionantes y sin parar, como siestas tranquilas y el mejor relax posible.
5. Viajar para ganar humildad
Viajar es sin duda una rápida lección de humildad. Desarrollamos una perspectiva real cuando viajamos a través de fronteras y océanos. Entendemos y respetamos los estilos de vida de otras personas y muchas cosas que aceptamos como normales en nuestras propias vidas. Viajar nos inculca un sentido de tolerancia, adaptabilidad y apertura, pero lo más importante, nos hace humildes.
6. Viajar por comida
La dieta nunca estará en la lista de empaque recomendada. ¡Que se quede en casa! Solo asegúrese de tener un gran apetito y ganas de probar todas las especialidades regionales y nuevos sabores. Recuerda que el postre suele ser una idea maravillosa y que las mimosas son absolutamente deliciosas en el desayuno. Diviértete, pide segundos y haz ejercicio cuando vuelvas.